Reflexión
Por Yeremy N. Rodríguez
“Para poder romper nuestras cadenas
hay que darnos cuenta de que las tenemos,
para poder entenderlas y al liberarnos
no volver a caer en ellas”.
-Yeremy N. Rodríguez
¿Qué tan habitual es para la mayoría de nosotros madrugar? ¿Qué tanto lo es desvelarse e incluso sufrir, sacrificar tu persona, tu estabilidad, tu libertad o tu propia felicidad? ¿Cuándo el despojo de todo esto y más se convirtió en un hábito impuesto? Estos son condicionantes para poder “crecer” en un mundo donde el orden social ya fue establecido desde antes de nuestro nacimiento, el cual ya tenía planeado lo que podríamos o no llegar a tener, sentir, hacer y ser, como si de una trampa se tratara; donde cualquier camino que pudiéramos tomar tuviera el mismo final, aunque en diferente magnitud, uno tras otro, cada vez peor. Por supuesto, existen las escasas excepciones de superación económica extrema que son la carnada perfecta para mantener a todos controlados y dándolo todo por tener la misma oportunidad que ella o él pudieron obtener.