Ágoracuentto

Letras y ficción

Mi padre ya no me mira a los ojos

Letras y ficción
Créditos de la imagen: Flora Westbrook en Pexels

Por Karla Ruiz

Las llamadas de atención, las conversaciones, los gustos y disgustos, los planes, las comidas y los consejos se diluyeron hasta su ausencia. Nunca, como hoy, me había sentido en el desamparo y abandono filial. 

El último aliento

Letras y ficción

Por Ivette Moreno Islas

Hoy desperté con la sensación de tocar las estrellas. La energía con la que me movía para hacer mis actividades me hacía sentir contenta. Mi último día en la universidad estaba lleno de matices; los días que ya no volverán dejan grandes vacíos. Antes de salir de casa preparé mi mochila, me até ambos tenis, me coloqué un suéter que me cubría perfectamente la parte baja de mi espalda y me hice una coleta alta. 

La voz de Odar

Letras y ficción
Créditos de la imagen: Jimena Ortiz Márquez

Por Jimena Ortiz Márquez

Un día de enero, un joven de finas facciones tarareaba dichoso una dulce canción mientras se encaminaba al incierto futuro que le esperaba con ansias. Sus piernas se movían sin esperar instrucción del cuerpo y él, adorando el fugaz instante, se sumergía en pensamientos que lo hacían divagar de una idea a otra en el resplandor de un hechizante atardecer. 

La reunión

Letras y ficción
Créditos de la imagen: Unsplash

Por Estefanía Cervantes

La verdad detrás de los sucesos que ocurrieron meses antes y que provocaron que me mudara a aquella fría ciudad llegó hasta mí en una tarde de café y plática. Era nueva en la ciudad y la vecina que vivía abajo de mi departamento, con quien no estaba familiarizada, me invitó a una pequeña reunión en su casa. Ahí me enteré de todo.

El departamento que había rentado por unos meses era el último en ese edificio tan peculiar. Era un piso muy bonito, a pesar de todo lo que se hablaba del lugar. Estaba situado frente a uno de los parques más bonitos y recurrentes de la ciudad. Las ventanas enormes permitían que la luz se colara a todas horas y se pudiera disfrutar de los atardeceres. Aunque no necesitaba todo el espacio, me sentía tranquila en él. Todavía quedaban un par de cajas del antiguo inquilino, de las cuales no sabía su contenido. Debía enviarlas a una dirección que venía adjunta con los papeles del lugar.

El olor del detergente

Letras y ficción
Relato
Créditos de la imagen: Pixabay

Por Mariana Rosas Giacomán

La encontraron descalza y bocabajo sobre la alfombra blanca en la sala de su departamento. Su gato, un pequeño rufián güero llamado Napoleón, se lamía una pata trasera sentado en la espalda de su dueña inconsciente. Ella sonreía como si estuviera durmiendo una siesta de esas que tanto le gustaba tomar todos los días de dos a tres de la tarde, sin falta, después de sus dos primeras juntas virtuales del día y antes de salir corriendo a la oficina, la mayoría de las veces olvidando algo. Sus amigas corrieron al hospital al enterarse de la noticia, entre lágrimas y un furioso “yo sabía” que no se atrevían a pronunciar.

La muerte más repentina

Letras y ficción

Por Ximena G. Tercero

Respiras y de pronto ya no respiras. Te vas, moriste. Desfalleciste con un fuerte estruendo, resoplaste con nula energía tus últimas palabras y entonces pasó, desapareciste. No hubo cuerpo que velar ni rastro que perfumar.  ¿Dónde estás hoy? ¿Dónde estarás mañana? Quisiera hacerte saber que al menos tendrás una flor por haber muerto: la mía. Es lila, pequeña, no muy gruesa y, en general, es bonita. 

El mar

Letras y ficción
Relato
Créditos de la imagen: Camila Martínez

Por Camila Martínez

Y ahí estaba yo incorpórea, en la playa, anhelante de aparecer. Mientras esperaba la manifestación de mi cuerpo, analizaba la costa para darme cuenta de la vacuidad que me rodeaba. El silencio reinaba en el lugar, sin embargo, el sentimiento de paz me abrazaba. Mi mente estaba en blanco, sin recuerdos ni sentimientos, como si yo no existiera. De pronto, mi cuerpo apareció y, como imán, empezó a caminar hacia el mar que, como un campo magnético, lo atraía hacia él.