El olor del detergente

Letras y ficción
Relato
Créditos de la imagen: Pixabay

Por Mariana Rosas Giacomán

La encontraron descalza y bocabajo sobre la alfombra blanca en la sala de su departamento. Su gato, un pequeño rufián güero llamado Napoleón, se lamía una pata trasera sentado en la espalda de su dueña inconsciente. Ella sonreía como si estuviera durmiendo una siesta de esas que tanto le gustaba tomar todos los días de dos a tres de la tarde, sin falta, después de sus dos primeras juntas virtuales del día y antes de salir corriendo a la oficina, la mayoría de las veces olvidando algo. Sus amigas corrieron al hospital al enterarse de la noticia, entre lágrimas y un furioso “yo sabía” que no se atrevían a pronunciar.